Hace rato ya que Juan Sebastián Verón tocó la cima de la
curva de su carrera. Diez años estuvo desplegando su magia en los mejores
equipos del viejo continente y otros seis brilló en el regreso a Estudiantes de
La Plata, con tres participaciones en Mundiales entremedio. Dieciséis títulos
conforman su vitrina personal, entre ellos, uno de los más preciados y
difíciles de conseguir: la Copa Libertadores de América.
En junio del 2012, motivado por su lesión crónica en el
tobillo izquierdo, colgó los botines y le puso punto final a su carrera como
futbolista profesional. Sin embargo, sorprendió a todo el ambiente del deporte
cuando días después de haberse retirado, confirmó que se sumaba a un plantel de
la Liga Amateur Platense a despuntar el vicio. Seis meses le bastaron para
sacarlo campeón, y darse cuenta que todavía había hilo en el carretel.
Volvió a entrenar al Country y en abril del año pasado, la
noticia de su posible regresó a la máxima categoría del fútbol argentino
sacudió a propios y extraños. Se hizo tratar por los mejores especialistas, y
le ganó la pulseada a una lesión que lo tuvo incómodo, descontento, que limitaba
su andar por el verde césped en sus últimos años como profesional.
Volvió, con 38 años, a vestir la camiseta albirroja para
guiar y acompañar a una nueva generación de juveniles. Impresiona verlo correr
a la par de pibes veinte años más chicos que él. Es el abuelo de esta
generación. La tercera camada con la que comparte concentraciones en City Bell.
Fue el padre de los Sosa, de los Pavone, de los Angeleri, y es el abuelo de los
Gil Romero, Rulli, Jara, Correa, Carillo y otros tantos.
Juega, corre, mete, reta y vive los partidos con una
intensidad impropia para su edad. Sigue lúcido no sólo de los pies, sino de la
cabeza, para seguir siendo ese enorme organizador de juego que supo liderar a
equipos repletos de estrellas. Emociona verlo hacerse un auto pase y picar al
vacío con la confianza de ganar la pelota, y efectivamente lograrlo.
Se enoja y reparte reproches para todo aquel compañero que
no entra en la sintonía de juego. Exige con una vara muy alta a los pibes, pero
él se autoexige con una aún mayor. No está para regalar su tiempo. Juega a cara
de perro los 90 minutos, sí, los ¡90! y a un ritmo que dejaría maltrecho a más
de uno.
La Bruja cumple 39 años y está más vigente que nunca. Con su
etapa más gloriosa archivada en los anales del fútbol de elite, dedica su
tiempo a acelerar el proceso de maduración de los juveniles del club. Sabe que
hoy su función es formar a los chicos que son el presente y el futuro de
Estudiantes. Con la sabiduría de un abuelo que pasó por todas, Juan Sebastián
Verón enseña y potencia a los pibes desde adentro de la cancha. Feliz cumple,
Bruja!
@ElNoloPincha
@ElNoloPincha
¡De yapa todos los goles de la Bruja en el Pincha!
FELIZ CUMPLE PELADO!!!!!!!!!!
ResponderBorrarGRACIAS POR TU FÚTBOL!!!!!!!!!!!
LOS LINDÍSIMOS GOLES QUE HICISTE, FUERON MÁS LINDOS PORQUE LOS HICISTE VOS!!!!!!!!!!!!!!!
PERO LOS MÁS IMPORTANTE ES TU GARRA Y ESTIRPE PINCHA.-
...
ResponderBorrarFeliz cumple, Capitán!
...
Excelente nota Nolo me encantó, gracias Líder!!!
ResponderBorrarya deja el futbol abuelo
ResponderBorrarya deja el futbol abuelo
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