Y se cumple un nuevo aniversario. Felicidades.
Son 107 años de vida en este mundo cada vez más volátil, de cambios
vertiginosos, plagado de incertidumbres e inestabilidad: no es poco. Enseguida
ves el número y te sonreís. Claro, termina en 7. Te acordás del terrible baile
del 2006 y todavía sentís que no lo podés creer. Agradecés nuevamente tamaño
pesto y pedís por otro año del lobo en la B. Pero en un rapto de sinceridad, te
das cuenta que te atraviesa un sentimiento encontrado: querés volver a jugar
contra ellos y ganarles de vuelta. Festejarles en la cara, gozar con el
sufrimiento de esa masa gélida y triste que se aglutina en la cabecera
visitante.
De repente se te cruza una imagen: el Amalfitani. Popular local. Un flaquito, con la 7 en la espalda, da dos pasos, y de tiro libre la clava en el ángulo. Al rato Pavone te hace gritar un gol como hacía 23 años no lo hacías. Llorás de emoción. Igual que la Brujita, qué volvió para sacarte campeón. De Argentina y de América. Porque de la mano del profesor Sabella, sentiste lo que significa volver a levantar la Copa Libertadores. La cuarta.
A los pocos meses, en una de las mayores ilusiones de tu vida, caes a sólo 2 minutos del final, frente a uno de los mejores equipos de la historia del fútbol. El orgullo y la bronca embargan tu cuerpo. El león está herido. Al año siguiente, otra vuelta. Das cátedra de fútbol. De ese que tanto nos identifica y que varios se esmeran en desprestigiar. El alumno le hace honor al maestro: el bilardismo está de fiesta. Con la figura del narigón, se te viene a la mente la década del ’80. El Metro ‘82 y el Nacional ’83. Y también la Copa del Mundo, la del ’86. Ese título de la Selección que lleva el sello albirrojo.
Y entre tantos próceres, surge uno de los más grandes. El mentor de la escuela Pincha. Don Osvaldo y su revolución del fútbol. En sólo 4 años te hizo tocar el cielo con las manos. Las primeras tres Copas, y la hazaña de Old Trafford. Seguís haciendo memoria, y te remontás a los inicios del profesionalismo. Los profesores. Esa notable delantera que en los albores del fútbol local, presagiaba todo lo que el club tenía para dar.
Y así, llegás al principio. Al 4 de agosto de 1905. Esa noche en la que un par de pibes, en la antigua zapatería Nueva York de calle 7, fundaban está institución. Volvés a repasar la historia, y se te infla el pecho. De emoción. De orgullo. Mirás al cielo, y lo ves al Ruso, que siempre nos acompaña. Agarrás el vino y lo descorchás. Servís y brindás con toda la familia Pincharrata. ¡Felices 107 años León!
De repente se te cruza una imagen: el Amalfitani. Popular local. Un flaquito, con la 7 en la espalda, da dos pasos, y de tiro libre la clava en el ángulo. Al rato Pavone te hace gritar un gol como hacía 23 años no lo hacías. Llorás de emoción. Igual que la Brujita, qué volvió para sacarte campeón. De Argentina y de América. Porque de la mano del profesor Sabella, sentiste lo que significa volver a levantar la Copa Libertadores. La cuarta.
A los pocos meses, en una de las mayores ilusiones de tu vida, caes a sólo 2 minutos del final, frente a uno de los mejores equipos de la historia del fútbol. El orgullo y la bronca embargan tu cuerpo. El león está herido. Al año siguiente, otra vuelta. Das cátedra de fútbol. De ese que tanto nos identifica y que varios se esmeran en desprestigiar. El alumno le hace honor al maestro: el bilardismo está de fiesta. Con la figura del narigón, se te viene a la mente la década del ’80. El Metro ‘82 y el Nacional ’83. Y también la Copa del Mundo, la del ’86. Ese título de la Selección que lleva el sello albirrojo.
Y entre tantos próceres, surge uno de los más grandes. El mentor de la escuela Pincha. Don Osvaldo y su revolución del fútbol. En sólo 4 años te hizo tocar el cielo con las manos. Las primeras tres Copas, y la hazaña de Old Trafford. Seguís haciendo memoria, y te remontás a los inicios del profesionalismo. Los profesores. Esa notable delantera que en los albores del fútbol local, presagiaba todo lo que el club tenía para dar.
Y así, llegás al principio. Al 4 de agosto de 1905. Esa noche en la que un par de pibes, en la antigua zapatería Nueva York de calle 7, fundaban está institución. Volvés a repasar la historia, y se te infla el pecho. De emoción. De orgullo. Mirás al cielo, y lo ves al Ruso, que siempre nos acompaña. Agarrás el vino y lo descorchás. Servís y brindás con toda la familia Pincharrata. ¡Felices 107 años León!
¡Feliz Cumple Pincha!
ResponderBorrar¡Gracias por tanto!
www.pinchamipasion.com.ar
LA WEB DEL LEÓN
Feliz año pincha querido!
ResponderBorrarSaludos!
feliz cumple campeon!
ResponderBorrarVamos pincha carajo, se gano a un rival y en una cancha jodidos, le falto un poco de futbol pero creo que de a poco se puede encontrar R Martinez le peso jugar ahi pero demostro clase.
ResponderBorrarExcelente columna Nolo, ya se empiezan a notar detalles de tu estilo, felicitaciones!!! Me gustó mucho.
ResponderBorrarLa leí un poco tarde pero ya sabés que el fin de semana fue complicado con el festejo del Tetra, jaja!!
Abrazo rojo y blanco!!
El Brujo
@elbrujo11