Una lección de fútbol para golear la vergüenza de Gimnasia Christian Leblebidjian
De la Redacción de LA NACION
No, Gimnasia. Así no. Tu historia, más allá de las últimas frustraciones, no merecía este tipo de reacciones. Ni siquiera la sequía de títulos o que te carguen por los subcampeonatos. Ningún resultado justifica querer ganar la revancha desde la prepotencia. Ni siquiera que en Santiago el 1-4 haya terminado con la cobarde agresión a Nicolás Cabrera. El ojo por ojo siempre estuvo lejos de ser un ejemplo y menos en el fútbol.
No, Basualdo. Así no. Si antes se te rescató como el más voluntarioso futbolista platense no fue precisamente por actitudes como la de anoche. El codazo con el que le abriste la ceja derecha y dejaste sangrando a Suazo es tan repudiable como el rodillazo en la nariz a Meléndez y la posterior patada al volante, que ya estaba revolcándose en el piso del dolor. Esos no son los caminos para ganarse al hincha. Todo lo contrario. Deberías pedirles perdón por salir a golpear y no buscar la hazaña con las armas nobles del fútbol.
No, Silva. Así no. Debiste irte expulsado en el primer tiempo también por un cabezazo sin pelota en el estómago de Ormeño. Ruiz apenas te amonestó.
No, Leguizamón. Así no. Los hinchas brindaron su apoyo en las tribunas soñando verte hacer un gol, no corriendo desde atrás cerca de tu área para aplicarle un terrible patadón a Meléndez.
No, Olave. Así no. No podés reaccionar e ir a buscar a Suazo para pelearlo porque te quiso hacer un gol de rabona.
No, Escobar. Así no. Te contagiaste de tus compañeros y le diste otro desleal codazo a Fernández. Impresentable.
No, Muñoz. Así no. Usted, como responsable de la presidencia de Gimnasia, no puede decir que no está en condiciones de garantizar la seguridad de los hinchas visitantes. Más aún cuando el organismo encargado de la seguridad deportiva sí lo estaba. Si usted no está en condiciones de educar... Pero claro, si hace poco, en ese mismo estadio, le pateó la puerta a un árbitro.
No, Troglio. Así no. Debería renunciar como DT de Gimnasia. No por las derrotas, los goles en contra o la eliminación, sino por perder la conducción de un plantel totalmente desbordado, una vez más, por la violencia.
No, Ruiz. Así no. Si usted ve el video debería dar un paso al costado y no dirigir más. Es difícil entender que, por error, no haya expulsado a cuatro jugadores de Gimnasia por agresiones violentas. Esto sin contar las correctas rojas a Dubarbier y Cuevas.
En un momento sensible de la sociedad, dominado por barrabravas y suspensiones, Gimnasia apeló al golpe bajo. Enfrente, el ejemplo de Colo Colo y de Borghi, que respondieron con fútbol a las agresiones. Si el partido terminó sólo fue por la lección que dio el equipo chileno. Un lujo digno del aplauso en la desbordada noche platense.
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