NOTA DE PERFUMO EN OLÉ

Interesante columna del Mariscal que sacó el Olé hoy:


Puesta en valor de aquel Pincha del "antifútbol"
Con Estudiantes ya en las fases finales de la Libertadores resurgen las luces y sombras del que, hace 40 años, fue (y aún lo es) el equipo más odiado del fútbol argentino.

Por Roberto Perfumo

Otra vez un partido decisivo de Estudiantes por la Libertadores. Así, vuelve a destacarse internacionalmente este equipo llamado "chico" pero que quedará en la historia: ganó la Copa tres veces y fue campeón intercontinental. Contemporáneo de aquella enorme formación de los años 60, hoy trazo su semblanza, sobre todo para los jóvenes que no vieron a ese equipo; que fue --y aún lo es-- el más odiado del fútbol argentino.

Me asombran algunos veteranos que todavía (pasaron 40 años) recuerdan sólo lo malo y el componente de "antifútbol", según ellos, de que hacía gala aquel Pincha. En suma; eran el diablo de este juego, llenos de malas historias. Pinchaban a los rivales con alfileres (no es cierto), y los chamuyaban... como si los jugadores no lo hubieran seguido haciendo hasta hoy. Ah, hacían inteligencia y espionaje para, durante el partido, chimentar sobre las esposas de los rivales y sobre sus amigos.

Lo que no se decía era que, junto con el Racing de Pizzuti, fueron los primeros en entrenarse por la mañana y por la tarde; o que Osvaldo Zubeldía (lo tuve en la Selección, me hizo debutar) era un técnico extraordinario. Tenían también un futbolista decisivo: todos jugaban para Verón y él jugaba para todos. Se terminó formando un equipo parecido a la Selección campeona de 1986. Bilardo, inteligente jugador, como DT repitió el modelo. El de Zubeldía era un elenco corredor, duro (Pachamé, Togneri, Echecopar), con Poletti, una garantía, al arco. Manera y Madero eran puro juego. Y firmes atrás, Malbernat y Aguirre Suárez. Así como Bilardo eligió a Diego para completar el combo, la carta de Zubeldía fue Verón.

Equipo astuto para dominar situaciones, nunca perdía la cabeza. La noche en que no se controló perdió la final intercontinental del 69 ante el Milan, en la Boca y con incidentes; y Poletti y Aguirre Suárez, por orden del dictador Onganía, fueron de la cancha a Devoto por pegar demasiado... En días en los que a nadie se le ocurría conocerlo, fueron los primeros en leer el Reglamento de faltas. Así, sacaban ventaja, lo que irritaba a sus rivales.

Sorprendían dejando en orsai a seis contrarios, "inaugurando" aquí el recurso del achique. Además tenían códigos, aun perdiendo o ligando patadas. Jugando yo para Racing, contra ellos (y fueron varios partidos por la Copa) nos matábamos; pero nadie lloraba. Uno de mis grandes amigos es justamente el Flaco Poletti.

Sé que por estas líneas recibiré algunos insultos de los empecinados críticos del "antifútbol". Pero había que decirlo. Aquel equipo generó la estirpe copera. Al actual le toca realzarla.